miércoles, noviembre 30, 2005
RENTA BASICA ¿"ESTANDAR SOCIAL RAZONABLE"?
RENTA BÁSICA ¿”ESTANDAR SOCIAL RAZONABLE”?
JUAN ANTONIO SAGARDO Y BENGOECHEA, CATEDRÁTICO DE DERECHO DEL TRABAJO, escribía en estas páginas (ABC, viernes28-10-2005) sobre la dificultad de llevar a cabo una reforma laboral si no se asientan antes las bases del modelo que se persigue y no se conjugan éstas con un “estándar social razonable”.
En ARENCI (Asociación Renta Ciudadana) estamos de acuerdo con esta afirmación: Llevamos años promoviendo la reflexión sobre cuál debe ser dicho “estándar”; es más, proponemos una reforma estructural para dinamizar el sistema económico. Nuestra propuesta, que se empezará a estudiar en breve, dentro de la comisión del Congreso de los Diputados, es el establecimiento de la Renta Básica de Ciudadanía para todo el territorio de la UE. Dicha renta (=RB), con carácter universal, individual e incondicional, tiene por fin garantizar unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos de pleno derecho residentes en una determinada zona económica, y se constituye como el mínimo vital de subsistencia que toda persona necesita. Deberá correr a cargo del Estado y ser técnicamente gestionada por la autoridad económica que corresponda a la zona de aplicación (el Banco Central). Puede ser ahorrada, pero no servir de aval para un crédito. Tampoco debe ser embargable, ni contar como fondo de ninguna garantía de prestaciones. La cantidad a percibir, individual y mensualmente devengada, será una constante al compás del PIB, y se establece en el umbral de la pobreza (el 50% de la renta media del área geográfica de referencia). La financiación, que ahora se debate, pensamos que debería correr a cargo de una Tasa específica (en torno al 5%) sobre la revalorización económica generada sin que medie el trabajo productivo. Se aplicaría tanto sobre las transacciones financieras (ahí se queda la tasa Tobin) como sobre la que sucede de manera general en la estructura económica al aplicar un sistema de revalorización; ya sea a un terreno, a un piso, a la imagen publicitaria, o al caché de los artistas o deportistas, al margen de su producción específica. La propuesta de esta RB escapa a las contradicciones entre medidas neoliberales y Keynesianas, siendo la síntesis de ambas políticas económicas, a las que supera e integra simultáneamente, como fundamento teórico. Recordemos cómo el liberal F. Hayek planteó la Renta básica, aunque la rechazó por motivos ya superados; Friedman propuso el “impuesto negativo”…
En la práctica siguen en pugna dos modelos: el Keynesiano y el Neoliberal; a nuestro entender insuficientes, porque sólo tienen parte de razón y ya no se ajustan bien a la realidad actual. No falta buena voluntad en ambos bandos, pero ninguno encuentra remedio eficaz que se ajuste a su modelo y cuesta cambiar de mentalidad. El capitalismo surge para resolver las necesidades de Europa en el s. XV; tiene éxito, pero está agotado. Para que funcione habrá que introducir nuevos elementos que permitan su adaptación a la nueva realidad: desarrollo tecnológico y globalización. Nuestra Teoría Alternativa (lo es respecto de la Teoría Clásica y de la Teoría General) prescinde del pleno empleo, tanto a priori como a posteriori, para encajar en el mercado laboral el trabajo necesario y el valorado en sus términos correspondientes, decididos por la oferta y la demanda. Para lograr tales objetivos socializa una parte ínfima de los beneficios por medio de la Tasa Renta Básica. Deja al mercado el resto para que se reparta como beneficio privado. La justificación de esta propuesta, que excede con mucho los límites de estas páginas, se halla en Ramiro Pinto Cañón: “Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo”, Entimema, Madrid 2003.
Pensamos que la racionalidad del mercado exige una base financiera repartida de manera general, una especie de plataforma económica en donde se instale y cimiente el mercado para que luego se desarrolle por sus propios medios. Ésta hará también más aceptables las medidas ecológicas contra el cambio climático, cuando limiten el empleo o nos lleven al paro. La RB da contenido real al concepto europeo de economía social de mercado que consagra la propuesta constitucional para la UE (art I-3.3); se presenta como una opción práctica cuya deseabilidad y viabilidad deberíamos de empezar a analizar.
JUAN ANTONIO SAGARDO Y BENGOECHEA, CATEDRÁTICO DE DERECHO DEL TRABAJO, escribía en estas páginas (ABC, viernes28-10-2005) sobre la dificultad de llevar a cabo una reforma laboral si no se asientan antes las bases del modelo que se persigue y no se conjugan éstas con un “estándar social razonable”.
En ARENCI (Asociación Renta Ciudadana) estamos de acuerdo con esta afirmación: Llevamos años promoviendo la reflexión sobre cuál debe ser dicho “estándar”; es más, proponemos una reforma estructural para dinamizar el sistema económico. Nuestra propuesta, que se empezará a estudiar en breve, dentro de la comisión del Congreso de los Diputados, es el establecimiento de la Renta Básica de Ciudadanía para todo el territorio de la UE. Dicha renta (=RB), con carácter universal, individual e incondicional, tiene por fin garantizar unos ingresos mínimos para todos los ciudadanos de pleno derecho residentes en una determinada zona económica, y se constituye como el mínimo vital de subsistencia que toda persona necesita. Deberá correr a cargo del Estado y ser técnicamente gestionada por la autoridad económica que corresponda a la zona de aplicación (el Banco Central). Puede ser ahorrada, pero no servir de aval para un crédito. Tampoco debe ser embargable, ni contar como fondo de ninguna garantía de prestaciones. La cantidad a percibir, individual y mensualmente devengada, será una constante al compás del PIB, y se establece en el umbral de la pobreza (el 50% de la renta media del área geográfica de referencia). La financiación, que ahora se debate, pensamos que debería correr a cargo de una Tasa específica (en torno al 5%) sobre la revalorización económica generada sin que medie el trabajo productivo. Se aplicaría tanto sobre las transacciones financieras (ahí se queda la tasa Tobin) como sobre la que sucede de manera general en la estructura económica al aplicar un sistema de revalorización; ya sea a un terreno, a un piso, a la imagen publicitaria, o al caché de los artistas o deportistas, al margen de su producción específica. La propuesta de esta RB escapa a las contradicciones entre medidas neoliberales y Keynesianas, siendo la síntesis de ambas políticas económicas, a las que supera e integra simultáneamente, como fundamento teórico. Recordemos cómo el liberal F. Hayek planteó la Renta básica, aunque la rechazó por motivos ya superados; Friedman propuso el “impuesto negativo”…
En la práctica siguen en pugna dos modelos: el Keynesiano y el Neoliberal; a nuestro entender insuficientes, porque sólo tienen parte de razón y ya no se ajustan bien a la realidad actual. No falta buena voluntad en ambos bandos, pero ninguno encuentra remedio eficaz que se ajuste a su modelo y cuesta cambiar de mentalidad. El capitalismo surge para resolver las necesidades de Europa en el s. XV; tiene éxito, pero está agotado. Para que funcione habrá que introducir nuevos elementos que permitan su adaptación a la nueva realidad: desarrollo tecnológico y globalización. Nuestra Teoría Alternativa (lo es respecto de la Teoría Clásica y de la Teoría General) prescinde del pleno empleo, tanto a priori como a posteriori, para encajar en el mercado laboral el trabajo necesario y el valorado en sus términos correspondientes, decididos por la oferta y la demanda. Para lograr tales objetivos socializa una parte ínfima de los beneficios por medio de la Tasa Renta Básica. Deja al mercado el resto para que se reparta como beneficio privado. La justificación de esta propuesta, que excede con mucho los límites de estas páginas, se halla en Ramiro Pinto Cañón: “Los fundamentos de la Renta Básica y la ‘perestroika’ del capitalismo”, Entimema, Madrid 2003.
Pensamos que la racionalidad del mercado exige una base financiera repartida de manera general, una especie de plataforma económica en donde se instale y cimiente el mercado para que luego se desarrolle por sus propios medios. Ésta hará también más aceptables las medidas ecológicas contra el cambio climático, cuando limiten el empleo o nos lleven al paro. La RB da contenido real al concepto europeo de economía social de mercado que consagra la propuesta constitucional para la UE (art I-3.3); se presenta como una opción práctica cuya deseabilidad y viabilidad deberíamos de empezar a analizar.
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