viernes, julio 04, 2008

CRISIS SOCIAL

Recientemente la comisión europea ha aprobado la modificación en la legislación sobre la jornada laboral, en donde se permite trabajar de un máximo de 48 Horas a 65 Horas Semanales. Como excusa se argumenta que en numerosos países Europeos se estaba incumpliendo la norma, sobre todo en la sanidad.

Aunque el parlamento Europeo todavía no ha dicho su última palabra, nos enfrentamos a la paradoja del trabajo. Como es posible que se obligue a personas trabajar 65 Horas a la semana cuando existe desempleo en toda la Unión Europea.

Si a esto le sumamos la involución a la que nos enfrentamos acerca del futuro de las pensiones públicas en donde siempre se nos está diciendo que es necesario retrasar la edad de la jubilación para que el actual sistema sea viable. Nos enfrentamos a un atraco al sistema social escandaloso.

En ARENCI, llevamos años proponiendo la necesidad de un cambio en el modelo económico y nos resulta inverosímil como se pueden realizar estos planteamientos por representantes de los ciudadanos europeos, cuando los que los que los hacen cobran unos excelentes sueldos más dietas, y seguramente en la mayoría de los casos, trabajan casi la mitad de lo máximo permitido.

Lo paradójico de toda esta cuestión es que nunca se ha vivido tan bien en Europa como en esta última década gracias al estado de bienestar y lo triste es que no existe un planteamiento de modificación del modelo económico a la par que se está modificando la economía, para mantener y mejorar el actual estado de bienestar.

Esto es precisamente lo que propone ARENCI, para mediante la Renta Básica, forjar un nuevo modelo de economía sostenible, que sea capaz de suavizar las crisis cíclicas provocadas por la especulación atroz, que no contentos con los mercados financieros y de materias primas, están invadiendo los mercados alimentarios, provocando hambre y penuria en los países más pobres.

Todas las medidas que proponen los estudiosos van en contra del sentido común y del éxito del modelo económico actual, basado en una tenue distribución de la riqueza gracias precisamente a la lucha de los trabajadores..

Quizás lo más triste es que nos estamos enfrentando al inmovilismo político de partidos políticos que dicen ser progresistas y que practican medidas económicas neoconservadoras, España se abstuvo, ni siquiera voto en contra.

Desde ARENCI se han planteado medidas económicas y con el apoyo político correspondiente se consiguió la resolución Nº85, del primer debate de la nación de la anterior legislatura en el congreso de los Diputados, para el estudio de propuestas económicas que nos llevaran a una nueva economía social con el propósito de alcanzar una Renta Básica de Ciudadanía.

Como somos pacientes todavía estamos esperando a que se cree la mencionada subcomisión. No se necesita ser un economista para saber que el modelo económico basado en la construcción y la especulación que tiene nuestro país era y es insostenible.

Pero lo que nos deja más perplejos siempre es la falta de propuestas y modelos alternativos al actual sistema por parte del gobierno que no solo cuenta con políticos expertos sino con todos los recursos de los científicos, economistas y resortes que posee nuestro estado y se desmarca con una desaceleración en la que le jefe de la oficina económica de Moncloa se pasa a dirigir el lobby de la construcción, de ahí que ahora la receta será más inversión en obra pública.

Sabemos que con la moneda única ya no es posible una devaluación, con la unión europea tampoco es posible poner aranceles. Y la inflación nos resta competitividad.

La solución no consiste en unos salarios precarios puesto que como bien argumenta el Profesor Götz Werner de la universidad de Karlsruhe:

El sistema económico debe de cumplir dos funciones principales, la primera consiste en proveer a nuestros ciudadanos de bienes y servicios y la segunda de proveerles de unos ingresos que les permitan adquirir esos bienes y servicios.

Sin unos ingresos acordes los ciudadanos no pueden consumir y sin consumo la economía mal que nos pese no funciona, tampoco tiene lógica alargar la jornada laboral ya que el aumento de la productividad en la mayoría de los casos siempre es a costa del empleo.

Pero se da la circunstancia que lo que se fabrica en España es gravado con un 40% de su valor mientras que lo que se importa solo se grava con un 16%. En Dinamarca lo que se importa es gravado con un 30% de su valor. Esto que comentamos es posible sin el aumento del precio en el producto nacional.

Mediante estas medidas se consigue desligara parcialmente los salarios de la competitividad y por tanto permiten una mejora sustancial de los ingresos de los trabajadores. Además se encarecerían las importaciones lo que equilibraría nuestra maltrecha balanza comercial.

José Miguel

1 comentario:

Anónimo dijo...

Los políticos no piensan, se rigen por camarillas que van a su interés. Cuanto más hacen más la cagan y así nos va. Siempre empeoran las cosas, hasta que llega al límite y entonces las ideas "raras" adquieren sentido común. ES ASÍ, SUERTE. Pablo.