Estimados lectores, adjunto os propongo un articulo del economista Amartya Sen, titulado los ricos se hacen más hambrientos, publicado en Sin permiso. El articulo hace una profunda reflexión, sobre la crisis alimentaria que se avecina, aunque según mi visión personal, lo titularía con suficientes ingresos nadie pasa hambre, por lo que se desprende de toda esta politica es que sin dinero no hay comida, al final todo es un problema monfetario. Y ese creo yo que es el problema fundamental, que países del tercer mundo no pueden imprimir billetes ya que estos carecen del valor que se les da a las monedas Europea y Americana.
Los ricos se hacen más hambrientos
Sin Permiso
La crisis alimentaria que amenaza las vidas de millones de personas, ¿aminorará su ritmo o crecerá con el paso del tiempo? La respuesta puede ser las dos cosas. El reciente incremento de los precios alimentarios ha estado en gran parte causado por problemas temporales como la sequía de Australia, Ucrania y otros países. Aunque la necesidad de las grandes operaciones de rescate es urgente, la aguda crisis actual acabará finalmente. Pero hay un problema básico subyacente que se intensificará a menos que lo reconozcamos y tratemos de remediarlo.
Se trata de un cuento de dos pueblos. En una versión de la historia, un país con muchos pobres experimenta súbitamente una rápida expansión económica, pero solamente la mitad de la gente comparte la nueva prosperidad. Los nuevos favorecidos gastan buena parte de sus acrecidos ingresos en comida, y a no ser que la oferta crezca muy rápidamente, los precios se dispararán. El resto de los pobres se enfrenta ahora a unos precios más altos de los alimentos, pero sin disponer de una renta mayor, y comienza a morir de hambre. Tragedias como ésta ocurren reiteradamente en el mundo.
Un cruel ejemplo es la hambruna de Bengala de 1943, en la fase final del gobierno británico en la India. Los pobres que vivían en las ciudades experimentaron una rápida subida de ingresos, sobre todo en Calcuta, en donde los descomunales gastos dimanantes de la guerra contra Japón generaron un boom que cuadruplicó los precios de los alimentos. Los pobres del campo tuvieron que hacer frente a estas vertiginosas subidas de precios con menguadísimos incrementos de ingresos.
La disparatada política del gobierno agrandó el hiato. Los gobernantes británicos estaban resueltosos a prevenir el descontento urbano durante la guerra, de modo que el gobierno compró comida en las aldeas para venderla, muy subsidiada, en las ciudades, una maniobra que, de rechazo, contribuyó a incrementar todavía más los precios de los alimentos en el campo. Los aldeanos con salarios bajos murieron de hambre. Dos o tres millones de personas sucumbieron a la hambruna y a sus secuelas.
Gran parte de los debates actuales se centran pertinentemente en el hiato que separa a ricos y a pobres en la economía global, pero los pobres del mundo están también divididos entre los que están experimentando un gran crecimiento y los que no. La rápida expansión económica en países como China, India y Vietnam tiende a aumentar bruscamente la demanda de alimentos. Ello es, por supuesto, excelente cosa en sí misma, y si estos países lograran reducir el hiato en su crecimiento interno, incluso los peor situados podrían comer mucho mejor.
Ello es, empero, que el propio crecimiento ejerce presión sobre los mercados mundiales de alimentos, a veces mediante un aumento de las importaciones, pero también mediante las restricciones o prohibiciones a la exportación concebidas para moderar el aumento de los precios nacionales de los alimentos, tal como ha sucedido recientemente en países como India, China, Vietnam y Argentina. Los pobres son quienes se han visto particularmente golpeados, señaladamente en África.
Pero existe también una versión de alta tecnología del cuento de los dos pueblos. Cosechas agrícolas como las de maíz y de semillas de soja pueden ser empleadas para fabricar el combustible biológico etanol como substituto de la gasolina. De manera que los estómagos de los hambrientos deben competir con los depósitos de combustible.
La disparatada política gubernamental juega un papel aquí también. En 2005, el Congreso de los EEUU empezó a promover un uso extendido de etanol como combustible. Esta ley, combinada con un subsidio para esos usos, ha creado un floreciente mercado del grano en los EEUU, pero ha desviado también recursos agrícolas de los alimentos a los combustibles. Esto hace más difícil la competencia a los estómagos hambrientos.
El uso de etanol apenas sirve para prevenir el calentamiento global y el deterioro ambiental, y reformas políticas lúcidas podrían llevarse a cabo urgentemente si la política estadounidense lo permitiese. El uso del etanol podría ser restringido más que subsidiado o reforzado.
El problema mundial de los alimentos no está causado por una tendencia a la baja en la producción global, o por la baja producción alimentaria por persona (esto se afirma a menudo sin pruebas). Es el resultado de una demanda acelerada. Sin embargo, un problema inducido por la demanda también exige una rápida expansión de la producción de alimentos, la cual puede darse mediante una mayor cooperación global.
Aunque el crecimiento de la población sólo representa una pequeña parte del crecimiento de la demanda de alimentos, puede contribuir al calentamiento global, y un cambio climático a largo plazo puede amenazar a la agricultura. Felizmente, el crecimiento de la población es ya lento, y hay pruebas abrumadoras de que la capacitación de las mujeres (incluida la expansión de la escolarización de las niñas) puede reducirlo rápidamente todavía más.
Un reto más importante es el de encontrar políticas efectivas para tratar las consecuencias de la expansión extremamente asimétrica de la economía mundial. Las reformas económicas a escala nacional son urgentemente necesarias en muchos países de lento crecimiento, pero también hay gran necesidad de mayor cooperación y ayuda mundial. La primera tarea que tenemos por delante es comprender la naturaleza del problema.
Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998, es profesor de Economía y de Filosofía en la universidad de Harvard. Su último libro es Identity and Violence: The Illusion of Destiny.
2 comentarios:
Comprender la naturaleza delproblema económico actual es ver que no se trata de un crisis ciclica, ni cambio dec iclo, sino fin de un modelo y hace falta plantear y desarrollar una nuevo. ¿La renta básica? Posiblemente sí, pero hay que sacar el debate a la calle. Y sobre todo tenerlo presente en cada noticia, en cada situación, para ver como funcionaría o cómo se resolvería una situación determinada con la renta básica. Los políticos son estafadores profesionales y unos vivdores, empezando por ZP, hay que ponerles entre le espada y la pared para que reaccionen. Suerte mujeres de la renta básica, poetas luchadoras. Yo desde mi rincón en
Galicia hago lo que puedo. Gabriela.
Gracias Gabriela por tu comentario
Una situación sangrante, que hemos denunciado desde ARENCI, es el de las viudas pobres con pensiones de miseria. Reponsable: el Gobierno, antes del PP ahora del PSOE..., que hace pobres por decreto, pues por decreto ha aprobado la cuatía de las pensiones de miseria, por debajo de la lína de la pobreza. Con la renta básica, estas viudas verían incrementada su pensión (que mantendrían, pues para ello cotizaron sus maridos mientras ellas "trabajaban" tanto o más que ellos dentro del hogar, y sin ningún reconocimiento social....), con un ingreso nuevo a título personal de ciudadanas y no por haber estado casadas.
¡Ánimo, Gallega en lucha!
Codiales saludos míos desde Astorga,y del compañeo R.Pinto desde la expo de Zaragoza.
Horacio García
Presiente de ARENCI
Publicar un comentario