miércoles, abril 19, 2006
Ley de Igualdad y Renta Básica
Ley de Igualdad y Renta Básica
El “patriotismo social” se centra ahora en la “Ley de Igualdad”. El eje de su política “igualitaria” impone la “discriminación positiva” que, por más positiva que se presente, sigue siendo controvertida. No faltan quienes la tachan de injusta y contraproducente, por traer como remedio la misma enfermedad. Se trata de establecer cuotas mínimas de participación para superar la injusticia social contra las mujeres. Unas cuotas polémicas y, para algunos comentaristas de ambos géneros, “cuotas sexistas”, pues nos recuerdan a todas horas la diferencia sexual, cuando la intención inicial era superarla en cuanto a la importancia que no tiene, acabar con ella, olvidarla, que desapareciera como noticia de titulares y no diera más que hablar. “No soy un hombre ni una mujer; sólo soy una persona”...decía la canción. ¿O haremos como la ministra de Exteriores suiza: mitad por mitad? (El País 14-3-06).
Muchos empresarios se quejan de que no van a encontrar un 40% de mujeres dispuestas a mandar en ciertas ramas de la producción. Vale más ser sensatos y consensuar, no sea que, como suele suceder: toda solución llevada hasta su extremo produce precisamente aquello que, con ella, se trataba de evitar. ¿No recuerdan que la ley electoral de Castilla la Mancha fue declarada, en ese punto, inconstitucional? Pero, en esto, ya se sospecha que se aplicará lo de “van leyes do quieren reyes” y, más modernamente, donde quiere la mayoría en el poder. ¿Por qué no ir más allá y hacer lo mismo (buscar la igualdad) en el campo de la economía estableciendo una “cuota mínima de ingresos” que todo ciudadano debería tener, a partir de cierta edad? ¿Por qué sólo garantizar cuotas en la participación de las organizaciones y no también respecto de los ingresos mínimos de supervivencia que todo ciudadano necesita? ¿Por qué no aplicar la Renta Básica de ciudadanía? Sería más fácil, porque dinero hay, y éste (que es cosa, no persona), a diferencia de las mujeres, no tiene derechos ni voluntad que debamos respetar. Nos haría a todos más iguales, pero no idénticos, respetando, al mismo tiempo, la libertad de empresa y la identidad sexual; constituyendo la base material que haga posible el ejercicio de nuestra libertad. Seguramente, con esta medida, se ayudaría mucho más a la mujer. Parafraseando a D. José Luis Rodríguez Zapatero en su tribuna sobre “La nueva dimensión de lo identitario” (El Mundo/la Crónica de León 24-9-00), ¿no podríamos decir con Renta Básica que, la igualdad, como otros afanes ya alcanzados, como la jornada de ocho horas, o el derecho a la jubilación, o al seguro de enfermedad, construir una patria común de la humanidad será algo que nos costará muchos sacrificios, pero lo lograremos?
Horacio García Pacios
(Presidente de ARENCI en León y Castilla,
Trabajador Social)
El “patriotismo social” se centra ahora en la “Ley de Igualdad”. El eje de su política “igualitaria” impone la “discriminación positiva” que, por más positiva que se presente, sigue siendo controvertida. No faltan quienes la tachan de injusta y contraproducente, por traer como remedio la misma enfermedad. Se trata de establecer cuotas mínimas de participación para superar la injusticia social contra las mujeres. Unas cuotas polémicas y, para algunos comentaristas de ambos géneros, “cuotas sexistas”, pues nos recuerdan a todas horas la diferencia sexual, cuando la intención inicial era superarla en cuanto a la importancia que no tiene, acabar con ella, olvidarla, que desapareciera como noticia de titulares y no diera más que hablar. “No soy un hombre ni una mujer; sólo soy una persona”...decía la canción. ¿O haremos como la ministra de Exteriores suiza: mitad por mitad? (El País 14-3-06).
Muchos empresarios se quejan de que no van a encontrar un 40% de mujeres dispuestas a mandar en ciertas ramas de la producción. Vale más ser sensatos y consensuar, no sea que, como suele suceder: toda solución llevada hasta su extremo produce precisamente aquello que, con ella, se trataba de evitar. ¿No recuerdan que la ley electoral de Castilla la Mancha fue declarada, en ese punto, inconstitucional? Pero, en esto, ya se sospecha que se aplicará lo de “van leyes do quieren reyes” y, más modernamente, donde quiere la mayoría en el poder. ¿Por qué no ir más allá y hacer lo mismo (buscar la igualdad) en el campo de la economía estableciendo una “cuota mínima de ingresos” que todo ciudadano debería tener, a partir de cierta edad? ¿Por qué sólo garantizar cuotas en la participación de las organizaciones y no también respecto de los ingresos mínimos de supervivencia que todo ciudadano necesita? ¿Por qué no aplicar la Renta Básica de ciudadanía? Sería más fácil, porque dinero hay, y éste (que es cosa, no persona), a diferencia de las mujeres, no tiene derechos ni voluntad que debamos respetar. Nos haría a todos más iguales, pero no idénticos, respetando, al mismo tiempo, la libertad de empresa y la identidad sexual; constituyendo la base material que haga posible el ejercicio de nuestra libertad. Seguramente, con esta medida, se ayudaría mucho más a la mujer. Parafraseando a D. José Luis Rodríguez Zapatero en su tribuna sobre “La nueva dimensión de lo identitario” (El Mundo/la Crónica de León 24-9-00), ¿no podríamos decir con Renta Básica que, la igualdad, como otros afanes ya alcanzados, como la jornada de ocho horas, o el derecho a la jubilación, o al seguro de enfermedad, construir una patria común de la humanidad será algo que nos costará muchos sacrificios, pero lo lograremos?
Horacio García Pacios
(Presidente de ARENCI en León y Castilla,
Trabajador Social)
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3 comentarios:
Yo creo que la renta básica plantea una igualdad de base, que es la que todos tenemos como seres humanos y forma parte de la supervivencia de este factor común. Luego cada uno es diferente y tiene necesdidades distintas. para mí esta es una de las aportaciones más importante de esta teoría, que nunca antes me había planteado. Eduardo.
Respuesta a eduardo 27-4-2006
Hola Eduardo. Gracias por tu comentario. He estado unos días ausente de este foro por motivos laborales ¡y eso que cada vez es menos necesario tanto empleo! (ironías coyunturales). Justamente has captado la esencia de esta medida ¡la "igualdad de base"! entre ciudadanos, sin la cual muchas otras carecen de fundamento. Esto de la RB nos depara sorpresas y cada día descubrimos aspectos y matices nuevos. Lo malo Eduardo, es que se queda en eso; en "teoría", y "no sirve para nada", precisamente porque no se aplica. La nueva idea, que ya no lo es tanto después de unos 30 años, se va abriendo camino hacia la opinión pública, pero sin demasiada incidencia fuera del mundo académico y de las ideas. Y falta voluntad política, "fuerza y valor" para sacarla siquiera a debate en el parlamento. Choca cómo el PSOE, que con tanto ruido presentó el tema en el 2000, ahora que ocupa la Moncloa no le dé más cancha. ¿Por qué se da prioridad al proyecto "gran simio" y a la aprobación de los presuntos derechos de estos bichos? Resulta que ahora se da a los monos derechos humanos, mientras que muchos humanos y compatriotas nuestros no llegan a los presuntos “derechos del mico”. Es curioso cómo se pasa, de un día para otro, del "patriotismo social" al "patriotismo simiesco", mientras se da largas a una subcomisión sobre Renta Básica en el Congreso. Está claro que los políticos profesionales, inclusos los que se dicen “de izquierda”, descuidan los derechos de sus congéneres humanos, los ciudadanos, y se dedican a estas monerías. Son así porque nosotros les dejamos que sean. Necesitamos sacar este debate a la calle y presionar desde los medios de comunicación para que, de una vez, lleguen al Parlamento ideas imaginativas como la RB y se estudien a fondo temas que nos interesan. Eduardo, gracias de nuevo. Un saludo.
Astorga, 27-4-2006
Horacio García Pacios, Presidente de ARENCI-León y Castilla
hay un economista inndio, a quien diero el premio Nobel de economía, en una de sus bases teóricas explica lo que indica el libro de uno de sus libros más importantes: "Igualdad ¿de qué?", de Amartya Senn. Plantea la creación de una base de igualdad como avance de la humanidad y sentido del progreso económico. os felicito por vuestra idea y deberías afianzarla sobre las teorías que se asientan en la cultura económica de occidente. Enrique.
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