jueves, diciembre 24, 2009

Felices Fiestas y prospero Año Nuevo

Queridos Lectores:

Os deseamos de todo corazón, que tengais unas Felices Fiestas y que el año que viene sea mejor que el presente en todos los sentidos.

Desde este Blog os agradecemos vuestra lectura y vuestro seguimiento.

Deseamos que la Renta Basica se una realidad lo más pronto posible y seguiremos trabajando en el intento.

Afectuosamente

El equipo de redacción

lunes, diciembre 21, 2009

FUERZA DE LA FRAGILIDAD Y FUERZA MEDIÁTICA


FUERZA DE LA FRAGILIDAD Y FUERZA MEDIÁTICA

Ya pasó lo peor. Aminatu Haidar no se ha muerto asesinada por hambre. Muchos destacan que la mujer saharaui ganó el pulso al poderoso sátrapa alauita con la fuerza de la fragilidad de su pulso debilitado por el ayuno. ¿Fuerza de la fragilidad? Sí. Y mucha fuerza mediática…

Hay en España huelgas de hambre en Marcha, de gente tanto o más frágil, con tan buena o mejor causa, que incluso afecta muy directamente a nuestro vecindario, sin que nadie les quiera prestar la atención que merecen: ni gobierno, ni oposición, ni sindicatos mayoritarios, ni grandes medios de comunicación, ni gente de la farándula. Por ejemplo: Segundo Quiñones, un parado forzoso, desahuciado por La Caixa , acampa frente al Palacio de la Moncloa desde el pasado 20 de abril, en huelga de hambre. En él, la imagen de Aminatu Haidar es muestra viva. Segundo pide que lo reciba Zapatero para hablar de soluciones al problema de todos los que están en su situación, bien con un puesto de trabajo decente, bien haciendo efectivas las “prestaciones sociales suficientes ante situaciones de necesidad, especialmente en caso de desempleo”, que prescribe el artículo 41 de la Constitución. Pide , además, la paralización inmediata de los embargos y desahucios que se producen como consecuencia de una política económica que enriquece a unos pocos y que empobrece a otros muchos; al menos mientras el Gobierno no presente, y las Cortes aprueben, una Ley de Hipotecas justa. ¿A quién le quita el sueño este caso y el de tantos vecinos nuestros abocados a lo mismo? Van nueve meses de lucha y Segundo y su familia (Toñi, el niño de 7 años y la niña en camino…) siguen siendo ignorados por los medios de comunicación. Segundo, en su gesta valiente, se revela como un signo de los tiempos, como una esperanza para el pobre, como un auténtico símbolo de dignidad y lucha de tantos vecinos que andan tiesos a causa de la crisis. Segundo tiene un sueño posible: conseguir un pan para cada mesa y un techo para cada familia. Esta Navidad Jesucristo acampa en Moncloa, y en ese pesebre moderno se alumbra una nueva lucha social por una causa justa, que todos podemos y debemos apoyar. Frente al palacio de Herodes, todos somos Segundo Quiñones ¿No les parece?

Horacio García Pacios (Presidente de ARENCI, trabajador social)

Madrid, a 20 de diciembre de 2009

ASOCIACIÓN RENTA CIUDADANA (ARENCI)

Apd. 587 – 24080 LEÓN

Nº de registro: 2473 (Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León)


ARENCI-E: arenci@hotmail.com

Blog: http://rentabasica.blogspot.com

domingo, diciembre 20, 2009

Reformas estructurales

Hablar de reformas estructurales significa reformar la estructura sobre la que se sustenta nuestro estado de bienestar. Lamentablemente, una parte de los actores económicos, mal informados o desconocedores del significado, sólo asocian a esta palabra argumentos como facilitar el despido y bajar los salarios para ser más competitivos.

El presidente del Banco Central Europeo (BCE) indicaba Recientemente la necesidad de que los gobiernos abordaran las reformas estructurales necesarias, ya que estos tienen margen suficiente para actuar. El problema no es la moneda única, sino el problema político ocasionado por los lobby económicos, que impiden tomar las decisiones adecuadas. Los gobiernos tienen en la mano la posibilidad de modificar el sistema tributario, de controlar la inflación y de legislar para que la falta de competencia no provoque la subida artificial de precios. También está en su mano facilitar el aumento de competitividad en las empresas.

Nos encontramos ante una parálisis motivada por la crisis y una falta de comprensión de los aspectos económicos derivados de la globalización. En ARENCI (Asociación Renta Ciudadana) nos sorprende la miopía económica que demuestran los cien economistas. El problema al que nos enfrentamos es el elevado endeudamiento de las familias y el Estado, junto con una falta de competitividad de las empresas ocasionada, en parte, por el encarecimiento del Euro y, en parte, por una deficiencia funcional de nuestro sistema fiscal. Sin embargo, la única propuesta clara a que llegan consiste en bajar salarios y abaratar el coste del despido

Si la propuesta a la que se llega consiste en bajar salarios y abaratar el coste de despido, resulta una pobre respuesta a las necesidades que tiene nuestro país, habida cuenta de las debilidades y amenazas, fortalezas y oportunidades de nuestra economía. Tal propuesta no merece, desde luego, en nombre de reforma estructural. Manuel de la Rocha, diputado socialista por Madrid, denuncia de manera argumentada y convincente la falsa conciencia de quienes insisten en tal propuesta: “Los costes del despido como ideología” (El País, 27/12/2008).

http://www.elpais.com/articulo/opinion/costes/despido/ideologia/elpepiopi/20081227elpepiopi_4/Tes

Bajar los salarios o abaratar el despido, cuando los costes salariales de España son inferiores a la media de la UE de los 15, solo perjudicaría más al endeudamiento de los ciudadanos y restaría poder adquisitivo a las personas, poniendo en peligro la propia viabilidad empresarial al resentirse el consumo como principal motor económico. Restar poder adquisitivo a los ciudadanos solo significa miopía nacional, y menospreciar las capacidades de nuestro país, a la vez que se pone en grave peligro el estado de bienestar. De hecho, todos los países avanzados dotan a sus ciudadanos de una gran capacidad adquisitiva. Con una moneda común, esta estrategia supone dar ventaja a los ciudadanos con mayor poder adquisitivo respecto de nuestros conciudadanos y no soluciona el problema de la competitividad de la economía española, porque este reside y se asienta sobre un problema fiscal que nadie quiere reconocer.

La Asociación Renta Ciudadana (ARENCI) lleva, desde el año 2005, solicitando una reforma fiscal que permitiría hacer realidad una Renta Básica de Ciudadanía. Su propuesta es plenamente viable en estos momentos y significa realizar una verdadera reforma estructural del sistema, más allá de los planteamientos keynesianos y neoliberales. Tal reforma se basa en una nueva economía política, denominada “Teoría Alternativa”, que explica Ramiro Pinto Cañón en numerosos artículos y conferencias, particularmente en su libro: “Los fundamentos de la Renta Básica y la «perestroika» del capitalismo” (Madrid: Entimema, 2003)

Recomendamos su lectura a todos los que, más allá del partidismo e ideologías, buscan una verdadera reforma estructural

El presidente de la CEOE, se equivoca al hacer demagogia política en un cargo de representación, que confunde intereses personales con la representación de los intereses de sus asociados. No representar los intereses del 80% del empresariado español significa que no dispone de legitimidad suficiente. No es de extrañar que CEPYME y los autónomos discrepen de sus propuestas, pues éstas se contradicen con las necesidades de las medianas y pequeñas empresas. Las grandes sólo representan el 20% del tejido productivo, pero suponen el 50% del impositivo y el 80% del beneficio empresarial, con la capacidad de crear opinión y persuadir voluntades.

Se habla de la internacionalización de las empresas pero se olvida que si exportamos a Dinamarca, que se encuentra en Europa y tiene la misma moneda, sólo por el efecto de la fiscalidad somos, en este momento, un 7% menos competitivos. Lo que exportamos se reduce en un 16% de su precio en España y se aumenta en un 25% en Dinamarca. Al sumarse los gastos impositivos de nuestro estado de bienestar (si igualamos estos seríamos un 7% más caros). Lo que importamos se reduce en un 25% de su precio en Dinamarca y se aumenta en un 16% en España. En principio, parece que en España el precio sería más barato pero, en igualdad de condiciones, los precios tienden a equilibrarse, por lo que el importador se beneficiara de un 7% en su margen comercial. Intentar reducir ese 7% a través de una reducción de salarios no soluciona el problema, ya que la inflación volverá a ponerlo en su sitio, con una perdida de capacidad de consumo por parte de los ciudadanos españoles. Esta política hace que los precios sean, en teoría, más baratos en España; pero no es así, porque se igualan con Europa, producen un mayor beneficio empresarial a costa de importar, lastran nuestra balanza comercial e impiden que nuestras empresas sean competitivas. Aquellas empresas que producen y fabrican en nuestro país se ven más perjudicadas, mientras que aquellas empresas que importan se ven enormemente beneficiadas: estamos tirando piedras contra nuestro tejado.

El reducir los salarios no afecta por igual a todos los productos, aquellos servicios cuyo precio se basa en la mano de obra (actualmente la mayoría deslocalizados en oriente) sí pueden repercutir gran parte de ese 7% en el precio; pero aquellas industrias, por ejemplo la de automóviles, en cuyo producto los costes salariales no suponen más de un 40 o 50% del precio, para igualar esta diferencia tendrían que reducir los sueldos en más de un 15%, como argumentaba el prestigioso economista y premio nobel Krugman en una entrevista.

El 80% por ciento del empresariado produce y vende en España; por tanto, una rebaja de salarios va en contra de sus intereses. Un aumento de la fiscalidad a las importaciones, a través de un trasvase impositivo al IVA, no sólo beneficiaría a los empresarios sino que les permitiría competir en igualdad de condiciones con la Europa de los 15. Además, en estos momentos contamos con una estructura de costes salariales menores de la media comunitaria. Esto no solo beneficiaría a los trabajadores; de hecho, los propios empresarios deberían de ser los más interesados en que se fiscalizara el beneficio real y no el hecho diferencial. Los impuestos deben de ser proporcionales al beneficio y no según el local, la actividad o la contabilidad de cada empresa.

La fiesta y el aumento de la inflación, motivada por la burbuja inmobiliaria, se acabaron. Y, como bien decía el prestigioso economista K. Galbraith: si no se controlan los beneficios empresariales y los márgenes comerciales no se puede sujetar la inflación. Durante todo el periodo de bonanza, los trabajadores han contenido sus salarios ajustados a la inflación; no es de recibo que la crisis se cebe en éstos y que no se ajusten los márgenes empresariales. De ahí que no se puede entender que una lechuga o los tomates valen más en España que en Francia cuando los costes salariales e impositivos son menores. Y esto, para nuestra desgracia, también es competencia del Gobierno.


ARENCI (Asociación Renta Ciudadana)

ARENCI-E: arenci@hotmail.com

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domingo, diciembre 13, 2009

La UE presiona al FMI para gravar las operaciones financieras

Estimados lectores:

Cada vez se estrecha más el cerco, ya es la comisión Europea la que pide que se graven las transacciones financieras.

Existen sólidos argumentos para ello, una opción que llevan defendiendo desde hace mucho tiempo ARENCI, ATTAC, y los movimientos antiglobaización entre otros.

El tiempo nos da la razón aunque esta no se reconozca.

Grupos denostados que por fin convencen a los gobiernos más pudientes como son Inglaterra, Francia y Alemania.

Es una lastima que España que será quien asuma la presidencia de la UE, no este liderando los legitimos intereses de los ciudadanos. Y sirva al poder económico de USA y CHINA.

Estas medidas nos deben de dar alas para ir demostrando que cada vez disponemos demás argumentos para defender el estado de bienestar.

Es cierto que la argumentación es lo de menos si se consigue que la economía financiera comience en principio a tributar, y supondría un grandísimo avance para nuestras propuestas.

Adjunto un articulo al respecto:

http://www.cotizalia.com/noticias/aplicar-sobre-transacciones-financieras-20091211.html

La UE presiona al FMI para gravar las operaciones financieras


Brown y Sarkozy, los impuslores de esta medida (Efe).

Los líderes europeos pidieron el viernes al Fondo Monetario Internacional (FMI) que estudie la posibilidad de establecer una tasa mundial sobre las transacciones financieras, inspirada en la 'tasa Tobin', para amortiguar futuras crisis. La UE asume por primera vez colectivamente esta iniciativa, que había sido planteada por el primer ministro británico, Gordon Brown, pero que choca con la oposición de Estados Unidos.

Los jefes de Estado y de Gobierno de la UE reclamaron "renovar el contrato económico y social" entre los bancos y la sociedad para garantizar que ésta "se beneficie en tiempos de bonanza y esté protegida del riesgo". Para lograr este objetivo, el Consejo Europeo "anima al FMI a considerar" el establecimiento de "una tasa mundial sobre transacciones financieras", según se recoge en las conclusiones de la reunión.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, justificó la propuesta de crear esta tasa alegando que los bancos deben pagar ahora por los errores que causaron la crisis financiera. Barroso dijo que espera que otros centros financieros cooperen con la UE para evitar la competencia desleal. "Esperamos que otros centros financieros cooperen en esto. No sería justo que algunos impongan cargas muy fuertes y otros no", resaltó.

"Tiene sentido que el sector financiero, que creó tantos problemas para nuestras economías cuyas consecuencias están sufriendo los contribuyentes, aporten una contribución a la economía en general. Y por eso hubo apoyo a esta idea", dijo Durao Barroso al ser preguntado por los motivos que llevaron a los jefes de Estado y de Gobierno a proponer la nueva tasa.

Además, este nuevo impuesto servirá, según el presidente de la Comisión, para obtener "fuentes de financiación innovadora" que permitan ayudar a los países en vías de desarrollo. "En la actual situación, con nuestros problemas presupuestarios no sólo en Europa sino también en los países desarrollados, será extremadamente difícil pedir algún esfuerzo adicional. Por eso se plantea esta idea de financiación innovadora", dijo. Barroso insistió además en que la medida debe ser mundial para "evitar competencia desleal".

Los 27 reclaman asimismo que se examinen otras opciones como "los fondos de resolución", equivalentes a los fondos de garantía que existen en España para que los propios bancos contribuyan a la reestructuración o liquidación de entidades con problemas; o "tasas de seguro" para que las entidades asuman el coste de cualquier garantía pública.

Exigen al sector financiero "aplicar con efecto inmediato prácticas sanas de retribución" y animan a los Estados miembros a "considerar sin demora opciones a corto plazo disponibles". Esta referencia supone un apoyo explícito a la tasa que tienen previsto aplicar Reino Unido y Francia sobre los bonus cobrados por los directivos bancarios en 2009.

En este sentido, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, justificó que París haya seguido la estela de Londres alegando que "los bonus sólo pueden gravarse si se gravan a ambos lados del canal de la Mancha". "Deseamos y esperamos que el resto haga lo mismo porque estamos en un mundo globalizado", dijo Sarkozy.

Reino Unido anunció este miércoles que impondrá una tasa extraordinaria del 50% para las primas cobradas por los banqueros en 2009 que superen las 25.000 libras (casi 28.000 euros). Y Sarkozy también aplicará un impuesto similar a las primas de 2009 superiores a 27.000.

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, descartó sin embargo imitar a Reino Unido y Francia argumentando que las consideraciones que recoge al respecto el anteproyecto de Ley de Economía Sostenible son las "adecuadas".

Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, reiteró que ve la idea "seductora" en el caso de la City londiense pero adelantó que según el derecho fiscal alemán generaría "problemas de tipo constitucional". En todo caso, se mostró de acuerdo en las políticas que pongan freno a los "excesos" de los bonus. "No podemos actuar haciendo abstracción de lo que ha pasado hace ahora un año. Hacer como si no hubiera pasado nada no es aceptable", admitió.

En las conclusiones del Consejo se dice que "las políticas de remuneración en el marco del sector financiero deben promover una gestión de riesgos sana y eficaz y deben contribuir a evitar futuras crisis en la economía" y se pide a la Eurocámara que "alcance rápidamente un acuerdo definitivo" sobre la norma comunitaria que permitirá sancionar a los bancos que pagan remuneraciones excesivas a sus ejecutivos. Los líderes europeos apoyan también que se impongan restricciones a las primas que cobran los gestores de fondos especulativos.

Ayudas a los bancos

Los 27 constatan que "la situación económica se ha estabilizado y se está recuperando la confianza", lo que se traducirá en una "recuperación débil" en 2010 y un "mayor crecimiento" en 2011. No obstante, alertarán de que "subsiste la incertidumbre y la fragilidad" y se prevé que "la situación laboral y social se deteriorará aún más en 2010".

"Por tanto, las políticas de apoyo a la economía deben seguir aplicándose y ser retiradas únicamente cuando esté plenamente garantizada la recuperación", afirma el texto. Para consolidar estas expectativas y "reforzar la confianza", el Consejo Europeo reitera la necesidad de estrategias "creíbles y coordinadas" para salir de las políticas de estímulo generales. Indican asimismo que la consolidación fiscal debería empezar a más tardar en 2011 y antes en algunos países cuyas circunstancias económicas lo aconsejen.

Para la retirada de las ayudas al sector bancario no se establece ninguna fecha, siguiendo las tesis de la vicepresidenta económica del Gobierno, Elena Salgado. Se dice únicamente que hay que empezar por las garantías del Estado a la deuda y que "es fundamental desarrollar un planteamiento coordinado que tenga en cuenta la estabilidad financiera y las circunstancias particulares de cada Estado miembro, e introduzca incentivos progresivos para que las entidades financieras dejen de depender de la ayuda pública".

Cumbre extraordinaria

Los líderes europeos pidieron a los ministros de Economía que prosigan sus trabajos sobre las estrategias de salida y que presenten un nuevo informe en junio de 2010, tanto en el ámbito fiscal como en el sector financiero.

Durante la presidencia española se comenzará a perfilar la nueva estrategia económica de la UE para el periodo 2010-2020, y por ello los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea celebrarán una cumbre informal extraordinaria en febrero.

El objetivo de la reunión será "discutir abiertamente los principales retos económicos para el futuro" y preparar el nuevo plan económico de la UE, que se aprobará formalmente en la cumbre de marzo.

Este nuevo plan económico sustituirá a la fallida estrategia de Lisboa, que pretendía convertir a Europa en la economía del conocimiento más avanzada del mundo en 2010, pero cuyos objetivos han sido sistemáticamente incumplidos por la mayoría de los Estados miembros. Además, la crisis ha frustrado las mejoras en materia de crecimiento y empleo.

sábado, diciembre 05, 2009

RENTA BASICA DE CIUDADANIA Y ECOLOGIA POLITICA

Queridos lectores:

Os proponemos a continuación una estupenda ponencia realizada por Florent Marcellesi, en el IX Congreso de la Renta Básica celebrado recientemente en Bilbao.

Damos las Gracias a Florent por hacernos participes y permitir divulgar su trabajo.

En el enlace a continuación podréis leer la ponencia completa, por motivos técnicos la hemos reducido en nuestro Blog, eliminando la bibliografía y los comentarios a pie de pagina.


Enlace:

http://www.ixsimposiorb.com/cd/pdf/Florent_Marcellesi_RENTA_BASICA_CIUDADANIA_Y_ECOLOGIA_POLITICA.pdf
Ponencia

RENTA BÁSICA DE CIUDADANA Y ECOLOGÍA POLÍTICA

Florent Marcellesi

Ponencia para el IX Simposio de la Red Renta Básica, 21-11-09, Bilbao
Florent Marcellesi : fmarcellesi@no-log.org
Florent Marcellesi es coordinador del centro Ecopolítica ( http://ecopolitica.org/ ), miembro de Bakeaz ( http://bakeaz.org/ ) y de Jóvenes Verdes (http://jovenesverdes.org/).

Antes de entrar en los detalles de esta ponencia, me gustaría recalcar que me alegra ver en este simposio el interés en vincular la renta básica de ciudadanía (RBC de ahora en adelante) con la ecología política. A pesar de ser la “ecología política” un término muy desconocido en España, se nos olvida que las organizaciones ecologistas en toda Europa han estado y están en la primera fila de las fuerzas sociales y/o políticas que han mostrado en los países industrializados un interés manifiesto por la RBC (Van Parijs y Vanderborght, 2006: 115-118). En segundo lugar, me gustaría dejar claro los dos términos del título, empezando por el menos famoso.

Una breve definición de la ecología política:

“Un movimiento en el cual la política signifique el poder de amar, el poder de sentirnos
unidos en la nave espacial Tierra”, Petra Kelly Defino la ecología política como una herramienta radical y holística de transformación social. Por lo tanto, a pesar de que en el Estado español queda a menudo reducida a uno de sus componentes como
es el ecosocialismo, la ecología política se entiende como un sistema de pensamiento político global y autónomo que responde a unas necesidades históricas concretas. Frente a la crisis ecológica y de civilización, se autodefine como una nueva matriz transformadora para que la especie humana se proteja de sí misma y sobreviva en condiciones decentes para todos hoy y mañana. Se convierte así en la «nueva esperanza» para el siglo xxi, lo que conlleva asumir sin complejos la ecología política para referirse a la complejidad del mundo y a las nuevas fuerzas transformadoras (Lipietz, 2002).
De forma resumida, la ecología política se puede entender como antiproductivismo, búsqueda de sentido y radicalidad democrática.
Primero como antiproductivismo, ya que al constatar la crisis socioecológica planetaria que ha provocado, se opone al postulado que convierte el crecimiento —caracterizado por una producción y un consumo de masa—en el motor del bienestar y en un objetivo intrínsicamente bueno.
Segundo como búsqueda de sentido, porque la ecología política plantea cuestiones de gran calado para las sociedades industriales, al poner en duda la centralidad de la oposición capitalistas/trabajadores y al preguntar ¿para qué y por qué producimos?.
De hecho, desde una perspectiva ecologista fuerte, no supone diferencia apreciable quién posea los medios de producción, «si el proceso de producción en sí se basa en suprimir los presupuestos de su misma existencia» (Dobson, 1997: 55).
Tercero como radicalidad democrática porque se trata de una filosofía y un pensamiento de la acción que pretende aumentar al máximo la autonomía de los seres humanos y no humanos. Más aún, como lo teoriza el filósofo ecologista André Gorz (2006), la ecología política pasa a ser, a través de la crítica de la técnica —símbolo de la dominación de los seres humanos y de la naturaleza— “una dimensión esencial de la ética de la liberación.”

Una breve definición de la renta básica de ciudadanía

Creo que no sorprenderé a nadie definiendo la RBC como un ingreso para la ciudadanía, universal e incondicional, que dota a toda persona beneficiaria
de la posibilidad de satisfacer las necesidades básicas para llevar una vida digna.
Es universal porque es para todos y todas, ricos y pobres, parados y asalariados,
jóvenes y ancianos. Es incondicional porque no depende de la situación del individuo, pues lo recibe por el simple hecho de existir. Además de ser una herramienta
potente de lucha contra la pobreza, afecta también a muchos otros aspectos de la sociedad: rompe transversalmente muchas de las cadenas que atan a sus individuos y que impiden el avance hacia un modelo más justo, solidario y saludable y permite
reorientar el proceso de producción hacia bases ecológicas (Jóvenes Verdes, 2007).
A nivel práctico, la RBC es también —como lo apunta Ramiro Pinto— una necesidad para el ecologismo que ha de tener “una proyección económica, no sólo social y política, (…) mediante una medida que afecte a la producción, al consumo, a la inversión y al salario [para hacer] viable, y por lo tanto realidad, el desarrollo sostenible.”(2006)
Tomando como puntos de partida estas dos definiciones, veremos que desde el prisma de la ecología política podemos entender la RBC como una herencia de la riqueza social y natural, como una reconversión e inversión para las generaciones futuras, como una forma de redefinir el concepto de riqueza y de la actividad, y como una herramienta para la liberación de las nuevas fuerzas productivas.

La RBC como herencia de la riqueza social y natural

“Somos hijos e hijas del maíz”. Reivindicación zapatista

En 1935, Jacques Duboin, desde la economía distributiva, ya argumentaba lo siguiente:

“El ser humano posee el derecho a la vida porque lo hereda de las leyes de la naturaleza. Por tanto tiene derecho a su parte de las riquezas del mundo. (...) Todos tenemos el derecho de beneficiarnos de los descubrimientos de nuestros predecesores. Por tanto surge este segundo principio: el ser humano es el heredero
de un inmenso patrimonio cultural donde los progresos técnicos no son más que una obra colectiva perseguida durante siglos por una multitud de investigadores y trabajadores, asociados de forma tácita hacia la mejora continua de la condición humana”.

En base a esas premisas e incluyendo las aportaciones de la justicia ambiental, la asociación ecologista Jóvenes Verdes retoma el testigo de este análisis
y plantea que:

“Siendo el conocimiento adquirido a través de los siglos y patrimonio de todos/as, también lo deben de ser sus réditos. Este conocimiento así como el usufructo de la Tierra no han de ser privatizados por unos pocos, sino que ha de repartirse entre todos los individuos, herederos del saber colectivo. Concebimos pues un modelo de sociedad donde todos sus miembros se beneficien de la riqueza producida,
de los bienes comunes y de los recursos naturales” (Jóvenes Verdes, 2007).

Dicho de otra manera, la RBC equivale a una puesta en común de la riqueza natural y de todas las riquezas socialmente producidas.
Por ser patrimonio de todos y todas, esta “renta” adquiere por tanto el carácter de un derecho básico y fundamental de cada ciudadano. De la misma manera el economista
Guibert (2002) justifica desde el ecologismo la RBC al considerar que la etapa siguiente en la profundización y el perfeccionamiento del derecho al empleo
consistirá seguramente en una renta social de existencia incondicional, universal, de nivel suficiente para asegurar a cada cual el derecho fundamental a la vida.
A su entender, ya no se puede definir de forma negativa la renta como una ganancia que no tiene relación ni con la cantidad de tiempo, ni con la cantidad de capital. Al contrario propone definirla de manera positiva como una relación de distribución que reconoce socialmente las cualidades y competencias incorporadas por herencia, formación y aprendizaje.

Una RBC, como reconversión e inversión para las generaciones futuras

“No heredamos esta tierra de nuestros antepasados, la tomamos prestada para nuestros hijos” Proverbio Sioux

La persistencia de una economía caracterizada por el crecimiento ilimitado y el hiperconsumo ha provocado la crisis ecológica y social de las sociedades
industriales que se sustentan en la producción de riqueza material, el pleno empleo y el trabajo pagado principalmente bajo forma asalariada (Marcellesi,
Sanjuán, 2008). Este productivismo, como sobrevalorización de la acumulación y la idea de que un aumento de los bienes materiales a través de la sociedad asalariada aumenta la felicidad, representa para el movimiento ecologista una concepción del
ser humano peligrosa para su propia supervivencia.
Como lo planteaba Hannah Arendt, la sociedad asalariada es básicamente una sociedad de consumo que pasa de la producción para satisfacer las necesidades
al consumo para dar trabajo a los asalariados y hacer funcionar las industrias. Así Harms (2009a) tiene razón en afirmar que, hoy en día, “no trabajamos para producir
(productos y servicios socialmente necesarios) sino producimos (productos y servicios que en realidad no necesitamos y que cuya comercialización nos cuesta cada vez más) para trabajar.” Es esta característica de la sociedad industrial del trabajo asalariado en torno a un supuesto triángulo virtuoso «producción, empleo, consumo» (Roustang, 2003) que la ecología política cuestiona de raíz.
Por un lado, resulta evidente que al fomentar políticas que activan cada vez más el hiperconsumo, estamos superando la capacidad de regeneración y de asimilación de los ecosistemas e impidiendo un reparto social y ambiental justo de los recursos naturales dentro de una misma región y entre el Sur y el Norte4. Ante tal huida hacia delante del sistema productivista que vulnera la superviviencia de la especie
humana y nos aboca a un colapso ecológico mundial, es necesario reflexionar sobre la cuestión fundamental de la orientación de la producción que introduce la ecología política: ¿para qué? y ¿por qué estamos produciendo? (además del ¿cómo?).
Si seguimos subordinando la actividad humana a la lógica del desarrollo
de las necesidades promovida por la sociedad de consumo5, incluso si se transfiriera la propiedad de los medios de producción al Estado o al conjunto de los individuos, hipotecaríamos cualquier posibilidad de evolucionar hacia un sistema sostenible.

Así una sociedad ecologista debe romper con un sistema productivo y laboral que promociona de forma indiscriminada el consumo a través de cualquier tipo de empleo y cualquier tipo de producción.
Para la ecología política, no se puede separar el trabajo y sus herramientas, sus condiciones, sus medios de producción, su forma de entender la realidad y el
entorno, el largo plazo, etc.. Hay una unidad entre los fines y los medios, entre los productores y los consumidores.
De esta manera, la solidaridad espacial, intra e intergeneracional —así como la ética ecológica— hace imposible que se siga apoyando de forma
cortoplacista algunos sectores económicos por la simple razón de defender el empleo. Al contrario, se trata de diseñar nuevas políticas con criterios socioecológicos que permitan romper los viejos esquemas que oponen el antiproductivismo al trabajo (véase por ejemplo Bermejo, 1994).
En esta senda, además de una descolonización del imaginario colectivo para un cambio de nuestro sistema de necesidades hacia una sociedad que sepa vivir mejor con menos (Latouche,2009; Sempere, 2009), significa promover nuevas
políticas de la renta y de redistribución. Se trata de favorecer
la reconversión ecológica de la economía y el decrecimiento de la huella ecológica hacia sectores vinculados a la economía sostenible, y en general
todos los sectores que luchan contra el cambio climático y que promueven una sociedad posfosilista.
En otras palabras, una política de la renta —como la RBC que es una subvención indirecta a actividades ecológicas y sociales— que se inscriba en el largo plazo
y tenga en cuenta nuestra responsabilidad hacia la naturaleza y las generaciones futuras.

Una RBC hacia otro concepto de riqueza y del trabajo

«El verdadero producto del proceso [económico] es un flujo inmaterial: el placer de la vida». Nicholas Georgescu-Roegen

Por otro lado, el modelo actual de desarrollo basado en la producción y consumo de masa sigue equiparando el bienestar de las personas con una creciente acumulación material. Muestra de ello es que el cálculo actual de la «riqueza de la nación» continúa
realizándose a través del cálculo del producto interior bruto (PIB), herramienta parcial que sólo suma las riquezas llamadas productivas y no el conjunto de las riquezas sociales y ecológicas (Marcellesi, 2007a, 2008). Como lo analiza Méda (1995), a partir
del siglo XIX, el trabajo como factor de producción es lo que crea riqueza. Trabajo significa de ahora en adelante trabajo productivo, es decir trabajo ejercido sobre objetos materiales e intercambiables, a partir de los cuales el valor añadido es siempre visible y medible. Desde el origen, a través del derecho y de la economía, el concepto de trabajo es material, cuantificado y mercantil. El trabajo pasa a ser la nueva
relación socio-económica que estructura la sociedad.
Esta centralidad del trabajo productivo explica que el cálculo del PIB excluya actividades de otro índole, que sin embargo son externalidades positivas necesarias
al buen funcionamiento de todos los sectores productivos y del bienestar de la sociedad y de sus componentes en general. Al poner el trabajo en el centro de la economía, la “dictadura del PIB” olvida que la sociedad tiene otros fines que el crecimiento y que el ser humano tiene otros medios de expresarse
que la producción y el consumo.
Además, según los preceptos de la economía ecológica, un subsistema no puede regular un sistema que lo engloba. Dicho de otra manera, la regulación del sistema vivo no se puede realizar a partir de un nivel de organización inferior como es la economía, que actuaría con sus propias finalidades. La economía es un componente integral de la sociedad, ella misma subsistema del ecosistema global. Por lo tanto, el
mercado (y más aún el “mercado laboral”) —que no es más que una parte de la economía— no puede imponer su modo de funcionamiento al resto de los
niveles superiores. De forma análoga, el trabajo llamado productivo no puede pretender representar el conjunto de las actividades humanas necesarias para
el desarrollo personal y colectivo de una sociedad en armonía y equilibrio con sus diferentes componentes y la naturaleza.

Dicho de otra manera, y siguiendo los pasos de John Maynard Keynes, para quien el arte y la cultura debían primar in fine, las actividades culturales, políticas, familiares, artísticas, asociativas, voluntarias, lúdicas,etc., a pesar de no ser —siempre— remuneradas, ni siempre reconocidas socialmente (como puede ser la actividad doméstica, en gran parte a cargo de las mujeres), también son fuentes central de riqueza social, ecológica y colectivas. Son formas de trabajo que contienen valor, y que son un elemento para la reproducción de la sociedad y un sustento imprescindible
del conjunto productivo. En este marco que supera lo puramente cuantitativo, material y mercantil, es necesaria una política de la renta que permita reconocer la aportación fundamental de todas las actividades a la riqueza global y dejar la oportunidad a cualquier individuo de ejercerlas con total libertad. Mientras la presión social y el poder de las empresas permitan la aceptación resignada de trabajos precarios, poco estables y mal pagados, la RBC permite a las personas escoger sin ninguna obligación ni coacción su actividad cuya finalidad asumen plenamente.

Una RBC como liberación de las nuevas fuerzas productivas

“Cada pancarta que proclama “queremos trabajo”, proclama la victoria del capital sobre una humanidad esclavizada de trabajadores que ya no son trabajadores pero que no pueden ser nada más.” André Gorz (1997: 90)

Ante tal centralidad del valor trabajo en la sociedad, la ecología política propone dar la vuelta a la diana “producción-trabajo”. Tal y como plasmado durante los “Estados generales belgas de la Ecología política” (1997), pretende “abolir el trabajo entendido
como recurso para ganar su vida (con el riesgo de perderla) y valorizado como emancipación personal.”
Así, además de entrar en contradicción con el capitalismo dominante, el movimiento verde siempre se ha opuesto dentro de los movimientos transformadores a los sindicatos y las izquierdas productivistas que hacen del empleo salariado la institución socializante una vez acabada el currículo escolar (Gleizes, Zin, 2002). Se erige en contra del discurso social dominante que exalta el lugar central ocupado por el ‘trabajo-empleo’ y ‘trabajo-mercancía’ , invenciones del capitalismo industrial e instrumentos de la explotación (Marcellesi, 2007b).
En esta situación, donde los mecanismos de protección social se basan en la vuelta, tarde o temprano, de los individuos al mal llamado “mercado laboral”, forzándoles a trabajar sin que importen las condiciones sociales y ecológicas (los famosos working
poors), la ausencia de un sueldo y de un trabajo casi siempre desemboca en un proceso de frustración personal y exclusión social. Además, como lo recuerdan
Gleizes y Zin (2002), es triste constatar que la valorización del trabajo como forma de socialización de los individuos se ha impuesto realmente a través del paro de masa, es decir de forma negativa. Dicho de otra manera, para el nuevo ejército de desempleados y precarios que va generando el sistema —el llamado
‘precariado’, consecuencia de esta nueva situación—, sólo queda la triste elección entre la socialización identitaria mediante el trabajo-empleo y la caída en la desesperación del no-ser (Gorz, 1997).
En la línea del pensamiento del filósofo Gorz, el movimiento ecologista suele rechazar el pleno empleo y el salario para todos y todas como metas a alcanzar. Refiriéndose a las utopías de los primeros sindicatos para quienes era evidente que un “buen
trabajo” no se podía subordinar al capital y que tenían por tanto en sus objetivos la abolición de la sociedad asalariada, plantea que la transformación técnico-
económica en curso —que hace posible que la riqueza aumente a la vez que reduzca el volumen de trabajo— hace imposible el restablecimiento de una situación de pleno empleo. En este sentido, Harms(2009b) afirma que la reciente crisis económica no
representa un fallo del sistema económico, sino que lo que nos falla es nuestro modelo de organización social, basado en exclusiva en un único mecanismo: el empleo.
La dependencia de él como único mecanismo para la distribución de la renta se ha convertido en la principal causa de la crisis. Ante tal situación y como consecuencia de una necesaria superación del “trabajo-empleo”, muchos voces de la ecología política
plantean que el concepto de “plena actividad” tendría que sustituirse al de “pleno empleo” (Marcellesi, Sanjuán, 2008), abriendo la puerta a una renta desconectada de la actividad en el mercado laboral.
Esta idea se sustenta además en la necesidad de dar un giro copernicano a nuestra concepción de la renta. En un mundo donde el trabajo se remuneraba a tiempo vencido, se podía creer que el trabajo se reducía al esfuerzo físico. Hoy en día, resulta bastante complicado calcular la aportación de cada cual en un sistema donde la productividad depende al completo de la productividad global de la empresa por una
parte y, por otra parte de la formación, de la experiencia, de la historia de cada cual. Querer mantener una cierta proporcionalidad de la renta al trabajo, es mantener una visión a corto plazo incompatible con la sostenibilidad y una lógica de inversión, de innovación y de formación (Gleizes, Zin, 2002). Sin embargo, aunque el tiempo de trabajo haya dejado de ser la medida de la riqueza creada, los sistemas de redistribución y el imaginario colectivo continúan girando de forma paradójica y contradictoria en torno a él (Marcellesi, 2007b). Así, si postulamos que hemos entrado
en una economía del conocimiento, las fuerzas productivas decisivas como la inteligencia, el saber y la creatividad ya no se asimilan a categorías clásicas
como el trabajo o el capital. No es posible medir el trabajo que ha sido gastado a la escala de la sociedad para producir el “valor conocimiento”. Más aún, la mismísima ley del valor se encuentra cuestionada ya que, gracias al papel de las nuevas tecnologías y a un coste de reproducción casi nulo, el valor de cambio de estos nuevos bienes cognitivos tienden hacia cero. A través de este análisis, el trabajo no tiene relación
con la renta o el salario, o muy poca, en contra de lo que afirman la mayoría de los marxistas (Gleizes, Zin,2002).
Asimismo se propone desconectar el trabajo del derecho a tener derechos mediante una nueva política de la renta adaptada a la nueva situación socio-técnica y al nuevo modo de producción cognitivo.
De manera general y en plena “perestroika del capitalismo” (Pinto, 2003), este planteamiento ecologista aboga por una reforma radical del sistema de redistribución heredado de la sociedad industrial e incompatible con el post-fordismo. Se trata de fomentar la economía en redes, la gratuidad, las actividades cooperativas, los trueques, las monedas locales, etc. y permitir la discontinuidad del trabajo sin
sufrir discontinuidad de la renta para financiar las formaciones,las reconversiones, los permisos sin sueldo y excedencias, las enfermedades, etc. Es una forma de reconocer que la producción es esencialmente el hecho del individuo en su globalidad (la fuerza de trabajo, la fuerza física y la subjetividad): es una apuesta en la persona y una inversión en su futuro.
Asimismo, en la era de lo inmaterial donde lo esencial ya no es la “fuerza humana de trabajo” sino la “fuerza invención”, se trata de conseguir la liberación de las nuevas fuerzas productivas, paso imprescindible para una economía cognitiva en redes
que exige cada vez más formación, movilidad y creatividad.
Es el sentido de la mutación cultural de los movimientos ecologistas donde domina la lógica de la libertad, de la autonomía y de la libre producción del individuo. Además de suponer una liberación del “trabajo-empleo”, esta apuesta se hace basándose en la hipótesis de que en promedio las actividades autónomas agreden menos el medio ambiente y escatiman menos los recursos naturales que las actividades públicas o mercantiles. Partiendo de esta premisa, las medidas de promoción de la esfera de la autonomía se pueden entender como una contribución a la sostenibilidad o un camino hacia un modo de vida que se pueda generalizar al conjunto de la humanidad.
Para conseguir este “éxodo fuera de la sociedad del trabajo” y de la heteronomía como sistema dominante, el movimiento ecologista propone una inversión masiva en la esfera de la autonomía, lo que pasa, en palabras de Van Parijs, por la “renta básica universal e incondicional, la más simple, la más sistemática, la más igualitaria de las medidas para promocionarla”.
Sea cual sea su modo de financiación (IRPF, IVA, ecotasas, Tasa Tobín, etc.), añade que la RBC no es nada más que una subvención a la esfera autónoma alimentada
por una punción sobre el producto de la esfera heterónoma
(Van Parijs, 2007, 90-91).

A modo de conclusión, un resumen práctico de la RBC desde la necesidad ecologista.

a) La RBC es un derecho ciudadano fundamental.
La RBC equivale a una puesta en común de la riqueza natural y de todas las riquezas socialmente producidas. Por ser patrimonio de todos y todas, esta renta adquiere por tanto el carácter de un derecho básico y fundamental de cada ciudadano. Así por razones de justicia social y ambiental, es imprescindible proteger al conjunto de los ciudadanos (independientemente de su nacionalidad) y no principalmente a las personas asalariadas quienes han conseguido un empleo en el mercado. Por el mero hecho de existir y de ser parte de la especie humana, la sociedad solidaria debe garantizar una renta a toda su ciudadanía.

b) La RBC reconoce el trabajo no remunerado que hay en la sociedad y sin el cual no habría ningún sector productivo (público o privado). Esta riqueza se produce en su mayoría a través del trabajo no remunerado y considerado hoy como no productivo.
El voluntariado, el trabajo doméstico (el reconocimiento de la contribución de las mujeres es central), las realizaciones de actividades culturales, artísticas, deportivas,
lúdicas, familiares y el simple disfrute del tiempo libre... son la base real de una sociedad sostenible del bienestar.
c) LA RBC asegura que cada individuo pueda elegir libremente su modo de vida.
El desempleo, los bajos salarios, el precio de la vida, la precariedad, la pobreza, la exclusión social, la competencia a ultranza, el “valor trabajo” en la centralidad cotidiana, etc. son factores que van en aumento y someten al ciudadano al yugo de la explotación laboral, los abusos, la desprotección, coartando así su
libertad real y su capacidad de ejercer sus derechos.
La RBC rompe esta dinámica al garantizar a cada cual su autonomía financiera (tal y como lo plasma la Carta de los derechos humanos de la Unión europea). Permite
escapar de la simple lógica del “mercado laboral” y rechazar cualquier trabajo no digno, no solidario (especialmente a nivel intra o intergeneracional), peligroso
por la salud y/o el medio ambiente, etc.: invierte la relación de fuerzas entre empresa y trabajador y, tanto de manera individual como colectiva, supone un escudo de protección a la hora de reivindicar cambios y mejoras laborales.
Mediante esta renta, la persona trabajadora, desempleada o cualquier ciudadano recupera la propiedad de su fuerza de trabajo y de invención, su subjetividad, y su capacidad para decidir dónde dedicarlas: puede dar de esta manera un peso variable
al trabajo, entendido como actividad en un sentido amplio, y a otras formas de realización individual. Se invita al individuo a elegir su modo de vida, es decir
a gozar de autonomía, no sólo ofreciendo la posibilidad real de disfrutar su tiempo, sino también de reorientar sus hábitos de consumo y de producción hacia la sostenibilidad y un decrecimiento de la huella ecológica.

d)La RBC permite reorientar la economía sobre bases más sostenibles y humanas.
Al efectuar una redistribución de la riqueza priorizando actividades ecológicas, sociales, culturales, artísticas, de la economía social y solidaria, etc., la RBC plantea de forma directa e indirecta una reorientación socio-económica radical. Apuesta por la
creación de riqueza no material, facilitando concebir el bienestar más allá del consumismo que el productivismo trae consigo. De este modo y al liberar las
nuevas fuerzas productivas, la RBC se convierte en el pilar de un nuevo sistema productivo ya que es una subvención directa a las actividades ayer consideradas
como no productivas, o fuera del sector heterónomo, pero fuentes imprescindibles de riqueza social y ecológica. A través de la RBC, la ecología política construye una economía plural que deja un sitio cada vez más grande a una producción no mercantil,
social y ecólogicamente útil, a la cooperación en vez de la competencia, a la gratuidad, a la reducción del tiempo de trabajo, al cuidado del entorno, es decir a una economía a escala humana y respetuosa de la biosfera.