sábado, junio 28, 2008

Los ricos se hacen más hambrientos

Estimados lectores, adjunto os propongo un articulo del economista Amartya Sen, titulado los ricos se hacen más hambrientos, publicado en Sin permiso. El articulo hace una profunda reflexión, sobre la crisis alimentaria que se avecina, aunque según mi visión personal, lo titularía con suficientes ingresos nadie pasa hambre, por lo que se desprende de toda esta politica es que sin dinero no hay comida, al final todo es un problema monfetario. Y ese creo yo que es el problema fundamental, que países del tercer mundo no pueden imprimir billetes ya que estos carecen del valor que se les da a las monedas Europea y Americana.

Los ricos se hacen más hambrientos

Amartya Sen

Sin Permiso

La crisis alimentaria que amenaza las vidas de millones de personas, ¿aminorará su ritmo o crecerá con el paso del tiempo? La respuesta puede ser las dos cosas. El reciente incremento de los precios alimentarios ha estado en gran parte causado por problemas temporales como la sequía de Australia, Ucrania y otros países. Aunque la necesidad de las grandes operaciones de rescate es urgente, la aguda crisis actual acabará finalmente. Pero hay un problema básico subyacente que se intensificará a menos que lo reconozcamos y tratemos de remediarlo.

Se trata de un cuento de dos pueblos. En una versión de la historia, un país con muchos pobres experimenta súbitamente una rápida expansión económica, pero solamente la mitad de la gente comparte la nueva prosperidad. Los nuevos favorecidos gastan buena parte de sus acrecidos ingresos en comida, y a no ser que la oferta crezca muy rápidamente, los precios se dispararán. El resto de los pobres se enfrenta ahora a unos precios más altos de los alimentos, pero sin disponer de una renta mayor, y comienza a morir de hambre. Tragedias como ésta ocurren reiteradamente en el mundo.

Un cruel ejemplo es la hambruna de Bengala de 1943, en la fase final del gobierno británico en la India. Los pobres que vivían en las ciudades experimentaron una rápida subida de ingresos, sobre todo en Calcuta, en donde los descomunales gastos dimanantes de la guerra contra Japón generaron un boom que cuadruplicó los precios de los alimentos. Los pobres del campo tuvieron que hacer frente a estas vertiginosas subidas de precios con menguadísimos incrementos de ingresos.

La disparatada política del gobierno agrandó el hiato. Los gobernantes británicos estaban resueltosos a prevenir el descontento urbano durante la guerra, de modo que el gobierno compró comida en las aldeas para venderla, muy subsidiada, en las ciudades, una maniobra que, de rechazo, contribuyó a incrementar todavía más los precios de los alimentos en el campo. Los aldeanos con salarios bajos murieron de hambre. Dos o tres millones de personas sucumbieron a la hambruna y a sus secuelas.

Gran parte de los debates actuales se centran pertinentemente en el hiato que separa a ricos y a pobres en la economía global, pero los pobres del mundo están también divididos entre los que están experimentando un gran crecimiento y los que no. La rápida expansión económica en países como China, India y Vietnam tiende a aumentar bruscamente la demanda de alimentos. Ello es, por supuesto, excelente cosa en sí misma, y si estos países lograran reducir el hiato en su crecimiento interno, incluso los peor situados podrían comer mucho mejor.

Ello es, empero, que el propio crecimiento ejerce presión sobre los mercados mundiales de alimentos, a veces mediante un aumento de las importaciones, pero también mediante las restricciones o prohibiciones a la exportación concebidas para moderar el aumento de los precios nacionales de los alimentos, tal como ha sucedido recientemente en países como India, China, Vietnam y Argentina. Los pobres son quienes se han visto particularmente golpeados, señaladamente en África.

Pero existe también una versión de alta tecnología del cuento de los dos pueblos. Cosechas agrícolas como las de maíz y de semillas de soja pueden ser empleadas para fabricar el combustible biológico etanol como substituto de la gasolina. De manera que los estómagos de los hambrientos deben competir con los depósitos de combustible.

La disparatada política gubernamental juega un papel aquí también. En 2005, el Congreso de los EEUU empezó a promover un uso extendido de etanol como combustible. Esta ley, combinada con un subsidio para esos usos, ha creado un floreciente mercado del grano en los EEUU, pero ha desviado también recursos agrícolas de los alimentos a los combustibles. Esto hace más difícil la competencia a los estómagos hambrientos.

El uso de etanol apenas sirve para prevenir el calentamiento global y el deterioro ambiental, y reformas políticas lúcidas podrían llevarse a cabo urgentemente si la política estadounidense lo permitiese. El uso del etanol podría ser restringido más que subsidiado o reforzado.

El problema mundial de los alimentos no está causado por una tendencia a la baja en la producción global, o por la baja producción alimentaria por persona (esto se afirma a menudo sin pruebas). Es el resultado de una demanda acelerada. Sin embargo, un problema inducido por la demanda también exige una rápida expansión de la producción de alimentos, la cual puede darse mediante una mayor cooperación global.

Aunque el crecimiento de la población sólo representa una pequeña parte del crecimiento de la demanda de alimentos, puede contribuir al calentamiento global, y un cambio climático a largo plazo puede amenazar a la agricultura. Felizmente, el crecimiento de la población es ya lento, y hay pruebas abrumadoras de que la capacitación de las mujeres (incluida la expansión de la escolarización de las niñas) puede reducirlo rápidamente todavía más.

Un reto más importante es el de encontrar políticas efectivas para tratar las consecuencias de la expansión extremamente asimétrica de la economía mundial. Las reformas económicas a escala nacional son urgentemente necesarias en muchos países de lento crecimiento, pero también hay gran necesidad de mayor cooperación y ayuda mundial. La primera tarea que tenemos por delante es comprender la naturaleza del problema.

Amartya Sen, Premio Nobel de Economía en 1998, es profesor de Economía y de Filosofía en la universidad de Harvard.
Su último libro es Identity and Violence: The Illusion of Destiny.

jueves, junio 12, 2008

La renta básica: Una base para el futuro

Desde Alemania, nos han enviado algunas traducciones del libro publicado por el Prof. Werner, en referencia a La Renta Básica, iremos incorporando semanalmente algunos textos.



La renta básica: Una base para el futuro

¿Acaso necesita nuestra sociedad excluir del sistema social a uno solo de los ciudadanos? Nuestra productividad sigue en aumento, solo que ya no lo percibimos. Debido a nuestro sistema de retribución laboral, acompañado de la alta carga fiscal, el trabajo está volviéndose muy costoso para las compañías, por lo que estas están racionalizando sus operaciones y, por consiguiente, trasladando puestos de trabajo al extranjero. Aún así, los desempleados también están recibiendo un sueldo financiado gracias a los impuestos, tasas y a los costes salariales accesorios. Esto no beneficia a nadie: Los salarios y las prestaciones sociales básicas por individuo son cada vez más reducidas.
Una renta básica incondicional, basada en la fusión de los sistemas de transferencia sociales que existen actualmente, puede cambiar esta tendencia. De este modo, libre de cualquier temor existencial, cualquier individuo podría, como ciudadano libre, incorporarse al mundo laboral y trabajar en aquello que considere apropiado y lógico. El trabajo pues, entendido como un deber mutuo, elegido libremente, digno y amparado por una seguridad social. La automatización se volvería benéfica, puesto que con la supresión de trabajos que también pueden ser realizados por máquinas programables, el paro dejaría de crecer. La renta básica ofrece más libertad de acción: Hace viable la financiación de gran cantidad de obras colectivas y culturales, por lo que surgirán muchas nuevas iniciativas. Muchas personas redescubrirán el sentido de su trabajo, puesto que nadie estaría obligado a conformarse con una renta básica y, del mismo modo, a nadie se le prohibiría ganar más. Lo único que desaparece es la obligación y la necesidad.
Un sistema fiscal transparente puede soportar el pago de una renta básica incondicional a todos los ciudadanos de la República Federal de Alemania. La base consiste en una remodelación paulatina de nuestro sistema fiscal, dirigida a aumentar los impuestos sobre el consumo. La ventaja de este sistema radica en que quien consume menos, pagará también menos impuestos.
Quien consume más, pagara más impuestos, y más altos. El ciudadano no tendría que volver a hacer nunca una declaración de la renta, puesto que los impuestos se pagarían allí donde se consume. En lo que se refiere a la competencia, el sistema de contribuciones sería, así, neutral.
Alemania como emplazamiento económico se reforzaría, puesto que este atraería capital al país. La ocupación profesional estaría, así, garantizada.
Una parte de los más de 720 mil millones de Euros que Alemania destina hoy en día a gastos sociales podría ahorrarse suprimiendo el gasto burocrático de la distribución de este dinero. Aún así, lo más importante es que se crearía una comunidad eficiente para todos los ciudadanos, en el que no existirían perdedores sino personas libres que ejercen su derecho a la autodeterminación, y para los cuales el trabajo empezaría a ser entendido como una oportunidad en vez de como una carga.




www.unternimm-die-zukunft.de
Initiator: Prof. Götz W. Werner
Interfakultatives Institut für Entrepreneurship
Universität Karlsruhe (TH)



jueves, junio 05, 2008

¿Crisis o desaceleración?

¿Crisis o desaceleración? He aquí la cuestión, y si lo analizamos podremos comprobara que los dos tienen razón.

Ciertamente la economía española sigue creciendo, por lo que podemos decir que nos encontramos ante una desaceleración fuerte, ya que de crecer casi un 4% pasaremos según las previsiones a crecer un 2%, y según los más pesimistas un 1,5%. Pero seguimos creciendo por lo que técnicamente no nos encontramos en recesión y tampoco se puede hablar de crisis.

Esto no obvia lo que está muy claro y que hemos denunciado en nuestro BLOG, el sistema y especialmente la economía española está entrando en crisis.

El problema de fondo no se ha solucionado ni se han tomado medidas alguna para corregir los desequilibrios económicos. Y mientras no se tome el camino que ha iniciado Alemania, España, no será capaz de mejorar ni su balanza comercial, ni su equiparación con el resto de Europa. Y esto mal que nos pese, pese a tomar todas las medidas estructurales que se consideren necesarias y que para los economistas ortodoxos son siempre las mismas reformas estrucutrales y abaratamiento de la mano de obra.

Pero estos mismos economistas que son los que en las vacas gordas apelan al libre mercado y en las flacas al apoyo del estado, siempre se olvidan que si los consumidores no tiene ingresos suficientes no pueden adquirir productos y si no hay consumo no hay economía. Es por ello necesaria una Renta Básica para que todo el mundo pueda consumir.

Porque decimos esto porque estamos dominados por el pensamiento económico único y este no es otro, que el modelo lógico ortodoxo. Lo triste de todo esto es que precisamente la izquierda política no es capaz de superar sus propios prejuicios ideológicos y se están realizando políticas tan neoconservadoras como las que practica Bush. Al reducir 400 Euros a todos los ciudadanos que dispongan de retenciones en cuantía suficiente. No estamos en contra de una medida tan injusta, puesto que todo el dinero que este en manos del ciudadano estará bien empleado. Pero si en la descapitalización de la sociedad del bienestar.

El actual modelo económico español está basado en la construcción y en los lobies empresariales de las constructoras que ahora también controlan el sector energético.

Pero no se puede construir indefinidamente, y en muchos casos la construcción es incompatible con la sostenibilidad.

En este Blog hemos denunciado, la insosteniblidad del modelo, y nuestro pais no puede nunca ser competitivo, al depender todo el transporte y la logística del petróleo y no en mayor medida de la energía eléctrica, a través de la vía férrea. Aunque la energía eléctrica también se obtenga en una gran parte a través de centrales que utilizan combustibles fósiles. Siempre se tendrá la posibilidad de desarrollar sistemas de producción energética renovable.

Nuestras empresas e industrias tampoco pueden ser competitivas ya que lo que se fabrica en España es gravado con un 40% de su precio para sostener la sociedad de bienestar mientras que lo que se importa solo es gravado con un 16%. Dinamarca es más competitiva ya que todo lo que se importa en Dinamarca es gravado con un 30% de su precio en impuestos.

Mientras los economistas no sean capaces de ver estos datos tan palpables, y los partidos políticos no sean capaces de tomar las decisiones fiscales oportunas para alterar estos datos, nosotros estaremos gustosos a su disponibilidad para asesorarles. No podremos ser competitivos y por lo tanto todos y la sociedad del bienestar en particular sufriremos las consecuencias.

Quien gobierna debería de hacer política para todos los ciudadanos, no solo política electoralista para conseguir los votos necesarios.

Creemos que se ha perdido una oportunidad histórica para haber tomado medidas que evitaran este desenlace y no nos debemos de olvidar que aunque en las crisis muchos pierden dinero unos pocos ganaran muchísimo.